En el artículo “Píldora del día siguiente no reduce los embarazos no deseados” (Study: morning-after pill doesn't reduce unwanted pregnancy), publicado en la portada web de TIME, Eben-Harrell revela datos de especialistas en la materia.
Refleja, por ejemplo, que desde que en 2006 Estados Unidos autorizó la venta sin receta de la píldora del día después (PDD), no han disminuido ni el índice de embarazos no deseados ni –en consecuencia– la tasa de abortos practicados en clínicas mata niños.
Un dato de no poco valor que también ofrece el artículo es la falta de datos confiables sobre la eficacia de la PDD, según los especialistas.
En un artículo publicado el 16 de marzo de 2010, la agencia ACE PRENSA cuestionaba el mito de que la píldora alargara la vida. Con datos de un estudio epidemiológico de la British Medical Journal (Royal College of General Practitioners’ Oral Contraception Study), ACE PRENSA concluye más que a alargar la vida, el uso de la píldora conduce al polo opuesto.
Otros estudios apoyan conclusiones en este sentido, o al menos cuestionan las “bondades” de la PDD (véanse por ejemplo: Efectos adversos de la contracepción de emergencia, Las promesas incumplidas de la píldora del día después, La pastilla del día siguiente, ¿realmente es inofensiva?, La píldora del “aborto del día después”, entre otros). Sin embargo, es evidente que las grandes multinacionales prefieren invertir en publicidad que a base de mentiras presenta “bondades” de estas píldoras que no dejan de ser abortistas; o lo que es lo mismo: un negocio presentado como salida, un negocio que facilita el homicidio.
Pero el negocio de que es objeto la mujer no se reduce a un solo rubro. Mientras se siga haciendo pasar –y se siga aceptando creer– que el aborto es un bien, la mujer seguirá reportando redituables ganancias a quienes, lejanos de ella, agravan su dolor, aumentan su soledad y le venden aparentes salidas que en realidad son entradas al laberinto de la desesperación.
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