Más allá de las polémicas suscitadas, sobre todo en el seno de los medios de comunicación anglosajones, la importancia del viaje de Benedicto XVI a Gran Bretaña estriba en que es el primer viaje de Estado de un Papa a ese país. 
Un “viaje de Estado” se distingue de un “viaje apostólico” por una razón: para el primer caso el Papa es recibido en cuanto jefe de un Estado soberano –del Vaticano– en ese otro Estado soberano que le ha invitado y le acoge. Un “viaje apostólico” es la visita del Papa en cuanto Papa, como líder espiritual de la Iglesia católica.
Un “viaje de Estado” siempre comprende la dimensión apostólica pero un “viaje apostólico” no implica una “visita de Estado”.
Juan Pablo II estuvo en Gran Bretaña en 1982 y el viaje fue de cariz apostólico. Todo lo anterior encuentra una valoración aún mayor al considerar que Gran Bretaña es un país confesionalmente anglicano, es decir, no está en comunión con la Iglesia católica de la que el Papa es su máximo pastor.
El origen histórico de la división se remonta a la mitad del siglo XVI (véase este enlace para conocer la historia). Posteriormente, en varios momentos hubo periodos de tensión en que se respiró un clima de anticatolicismo (en este contexto deben ubicarse la mayoría de las críticas anti papistas y anti católicas de la prensa inglesa). Pero las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y El Reino Unido se han restablecido y gracias a este clima de mayor cercanía ha sido posible la “visita de Estado” que el Papa está realizando.
El diario alemán Die Welt ha valorado positivamente este “cambio de paradigma” en las relaciones bilaterales del Vaticano y Gran Bretaña con un artículo publicado el 16 de septiembre de 2010: “Es verdad que el papa Juan Pablo II viajó a Inglaterra y a Argentina en 1982 como intermediador en el punto más acalorado de la Guerra de las Malvinas. Sin embargo, se trató de un viaje pastoral que no puede compararse con el paso histórico que dará Benedicto XVI en los próximos días. (…) Porque Inglaterra reconoce de manera peculiar en el Papa el reto de una parte disociada de su propio Estado: la gran dimensión europea de su historia y sus estratos más profundos y antiguos. Benedicto XVI pronunciará 13 discursos en tan sólo cuatro días de estadía en la isla y cada una de sus palabras será analizada con precisión. Pues hace tiempo que los anglicanos creyentes pasaron a ser una minoría en el Reino Unido. De 60 millones de británicos, 25 millones pertenecen a la Iglesia Anglicana y alrededor de seis millones son católicos".
Una última consideración. Aunque es un “viaje de Estado”, la dimensión pastoral no está erradicada. Y esto es comprensible. Según la oficina central de estadísticas de la Santa Sede, “Gran Bretaña tiene una superficie de 230.762 km2 y una población de 59.381.000 habitantes, de los que 5.264.000 son católicos, es decir, el 8,87 % de la población. Existen 32 circunscripciones eclesiásticas y 2.977 parroquias. Actualmente hay 59 obispos, 5.225 sacerdotes, 6.497 religiosos, 160 miembros laicos de institutos seculares y 34.669 catequistas. Los seminaristas menores son 2 y los mayores 245.
Un total de 806.334 alumnos asisten a los 2.828 centros de educación católicos, desde las escuelas maternas hasta la universidad. Por lo que concierne a los centros caritativos y sociales de propiedad de la Iglesia o que son dirigidos por eclesiásticos o religiosos, en Gran Bretaña hay: 8 hospitales, 1 ambulatorio, 171 hogares para ancianos e inválidos, 79 orfanatos y guarderías, 94 consultorios familiares y otros centros para la protección de la vida, 147 centros especiales de educación o reeducación social y 31 instituciones de otro tipo”.
Desde el comienzo de su Pontificado, Benedicto XVI se propuso el confirmar a sus hermanos en la fe. Y este viaje, como los otros que ha realizado dentro y fuera de Italia, son una manera concreta como está cumpliendo esta promesa.
Un “viaje de Estado” se distingue de un “viaje apostólico” por una razón: para el primer caso el Papa es recibido en cuanto jefe de un Estado soberano –del Vaticano– en ese otro Estado soberano que le ha invitado y le acoge. Un “viaje apostólico” es la visita del Papa en cuanto Papa, como líder espiritual de la Iglesia católica.
Un “viaje de Estado” siempre comprende la dimensión apostólica pero un “viaje apostólico” no implica una “visita de Estado”.
Juan Pablo II estuvo en Gran Bretaña en 1982 y el viaje fue de cariz apostólico. Todo lo anterior encuentra una valoración aún mayor al considerar que Gran Bretaña es un país confesionalmente anglicano, es decir, no está en comunión con la Iglesia católica de la que el Papa es su máximo pastor.
El origen histórico de la división se remonta a la mitad del siglo XVI (véase este enlace para conocer la historia). Posteriormente, en varios momentos hubo periodos de tensión en que se respiró un clima de anticatolicismo (en este contexto deben ubicarse la mayoría de las críticas anti papistas y anti católicas de la prensa inglesa). Pero las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y El Reino Unido se han restablecido y gracias a este clima de mayor cercanía ha sido posible la “visita de Estado” que el Papa está realizando.
El diario alemán Die Welt ha valorado positivamente este “cambio de paradigma” en las relaciones bilaterales del Vaticano y Gran Bretaña con un artículo publicado el 16 de septiembre de 2010: “Es verdad que el papa Juan Pablo II viajó a Inglaterra y a Argentina en 1982 como intermediador en el punto más acalorado de la Guerra de las Malvinas. Sin embargo, se trató de un viaje pastoral que no puede compararse con el paso histórico que dará Benedicto XVI en los próximos días. (…) Porque Inglaterra reconoce de manera peculiar en el Papa el reto de una parte disociada de su propio Estado: la gran dimensión europea de su historia y sus estratos más profundos y antiguos. Benedicto XVI pronunciará 13 discursos en tan sólo cuatro días de estadía en la isla y cada una de sus palabras será analizada con precisión. Pues hace tiempo que los anglicanos creyentes pasaron a ser una minoría en el Reino Unido. De 60 millones de británicos, 25 millones pertenecen a la Iglesia Anglicana y alrededor de seis millones son católicos".
Una última consideración. Aunque es un “viaje de Estado”, la dimensión pastoral no está erradicada. Y esto es comprensible. Según la oficina central de estadísticas de la Santa Sede, “Gran Bretaña tiene una superficie de 230.762 km2 y una población de 59.381.000 habitantes, de los que 5.264.000 son católicos, es decir, el 8,87 % de la población. Existen 32 circunscripciones eclesiásticas y 2.977 parroquias. Actualmente hay 59 obispos, 5.225 sacerdotes, 6.497 religiosos, 160 miembros laicos de institutos seculares y 34.669 catequistas. Los seminaristas menores son 2 y los mayores 245.
Un total de 806.334 alumnos asisten a los 2.828 centros de educación católicos, desde las escuelas maternas hasta la universidad. Por lo que concierne a los centros caritativos y sociales de propiedad de la Iglesia o que son dirigidos por eclesiásticos o religiosos, en Gran Bretaña hay: 8 hospitales, 1 ambulatorio, 171 hogares para ancianos e inválidos, 79 orfanatos y guarderías, 94 consultorios familiares y otros centros para la protección de la vida, 147 centros especiales de educación o reeducación social y 31 instituciones de otro tipo”.
Desde el comienzo de su Pontificado, Benedicto XVI se propuso el confirmar a sus hermanos en la fe. Y este viaje, como los otros que ha realizado dentro y fuera de Italia, son una manera concreta como está cumpliendo esta promesa.
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