Quizá lo primero que deba hacer es ofrecer una disculpa por el título provocativo que da nombre a este análisis. Ciertamente no es del todo inexacto.
En un furibundo ametralle de titulares la prensa internacional ha dedicado sus portadas y los principales espacios de sus versiones on line a una respuesta que Benedicto XVI dio al periodista alemán Peter Seewald (un ex comunista reconvertido al catolicismo) sobre el profiláctico.
La respuesta en sí misma no es algo aislado: forma parte del libro-entrevista «Luz del mundo» que aparecerá el martes 23 de noviembre de 2010 y del cual
L´Osservatore Romano adelantó algunos párrafos destacados (cf. 20.11.2010).
No es la primera vez que Seewald entrevista a Joseph Ratzinger, aunque sí es la primera ocasión que lo hace siendo ya Benedicto XVI (los libros entrevistas pasados fueron «La sal de la tierra» -1997- y «Dios y el mundo» -2001-). La entrevista fue realizada el verano pasado, durante el periodo estivo que el Papa pasó en Castelgandolfo.
Dicho esto, lo primero que viene a la mente es qué fue exactamente lo que respondió el Papa. En las pláticas y conferencias que he podido ofrecer en varias ciudades, y también en diversos artículos, siempre he recomendado ir a las fuentes y no quedarse con la impresión que pueden dar en un primer momento los titulares. En este caso específico aún no es pública la versión integral de «Luz del mundo». Nos valemos entonces de una traducción de la agencia zenit (cf. 21.11.2010) sobre la parte en controversia.
A la pregunta formulada por Seewald al final del capítulo décimo sobre el SIDA y el preservativo el Santo Padre responde:
«Concentrarse sólo en el preservativo quiere decir banalizar la sexualidad y esta banalización representa precisamente el motivo por el que muchas personas ya no ven en la sexualidad la expresión de su amor, sino sólo una especie de droga, que se suministran por su cuenta. Por este motivo, también la lucha contra la banalización de la sexualidad forma parte del gran esfuerzo para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda ejercer su efecto positivo en el ser humano en su totalidad.
Puede haber casos justificados singulares, por ejemplo, cuando una prostituta utiliza un preservativo, y éste puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la conciencia sobre el hecho de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Sin embargo, este no es el verdadero modo para vencer la infección del VIH. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad».
Una aproximación a titulares de prensa internacional ofrecen afirmaciones como las que siguen (por esta ocasión no ofreceré los enlaces):
• Benedicto XVI justifica el uso del condón “en ciertos casos” (BBC español, 21.11.2010).
• ONUSIDA saluda un paso significativo del Vaticano (Univisión, Estados Unidos, 21.11.2010).
• Le pape et le préservatif: "La brèche est ouverte", selon Chrétiens et sida (AFP, Francia, 21.11.2010).
• Pope's condom comments welcomed by campaign groups (BBC, Inglaterra, 21.11.2010).
• Papa: "In alcuni casi giusto il preservativo (La Repubblica, Italia, 21.11.2010).
• Profilattico, Benedetto XVI apre. «In alcuni singoli casi è giustificato» (Il Corriere della Sera, Italia, 21.11.2010).
• El Papa admite por primera vez el condón 'en ciertos casos (El Mundo, España, 21.11.2010).
• Papa 'justifica' uso del condón (El Universal, México, 21.11.2010).
• El Papa justifica el uso del condón "en algunos casos" (El País, España, 21.11.2010).
• El Papa bendice por primera vez el uso del condón en algunos casos (El Periódico de Cataluña, 21.11.2010)
• El Papa aceptó por primera vez el uso del preservativo (Clarín, Argentina, 21.11.2010).
• Papa 'justifica' uso del condón (Mercurio, Chile, 21.11.2010).
¿Qué decir? Lo primero es que la pregunta al Papa entra en un contexto y es justo no aislar la contestación del conjunto. Conviene saber qué se le preguntó antes, qué viene después y cómo se le formuló la misma interrogante. En este sentido, se presenta una oportunidad para comprar, leer y conocer todo esto y las demás materias que trata el tema. Sí debo decir que no será la única que tendrá repercusión mediática y que generará titulares, ya lo verán.
Lo segundo es no perder de vista que un libro coloquial sobre temáticas diversas no puede considerarse como un espacio para agotar todo un tema. En otras palabras, la respuesta de Benedicto XVI no extingue en pocas palabras una temática que precisa de más espacio. Y es comprensible que esto no se haya hecho en el libro.
Lo tercero es tener presente la mente del Santo Padre sobre la cuestión. Es también de él aquella respuesta al periodista francés Philippe Visseyrias que en el vuelo rumbo a África de 2009 le preguntó precisamente sobre el profiláctico. La respuesta fue:
«[…] Diría que no se puede superar este problema del sida sólo con dinero, aunque éste sea necesario; pero si no hay alma, si los africanos no ayudan (comprometiendo la responsabilidad personal), no se puede solucionar este flagelo distribuyendo preservativos; al contrario, aumentan el problema. La solución sólo puede ser doble: la primera, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que conlleve una nueva forma de comportarse el uno con el otro; y la segunda, una verdadera amistad también y sobre todo con las personas que sufren; una disponibilidad, aun a costa de sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Éstos son los factores que ayudan y que traen progresos visibles.
Por tanto, yo diría que nuestras dos fuerzas son éstas: renovar al hombre interiormente, darle fuerza espiritual y humana para un comportamiento correcto con respecto a su propio cuerpo y al de los demás, y esa capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer presente en las situaciones de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y la Iglesia hace esto; así da una contribución muy grande e importante».
Por último, es importante acudir a fuentes oficiales que puedan dilucidar controversias como ésta y disipar dudas.
La oficina de prensa de Santa Sede emitió el domingo 21 de noviembre por la tarde un comunicado donde el portavoz oficial, padre Federico Lombardi, S.J., aclara y matiza.
En la nota (véase completa en este
enlace) se recuerda precisamente la respuesta del Papa al periodista de
France 2, anteriormente citada, y luego corrobora que «naturalmente la Iglesia no considera los preservativos como la solución auténtica y moral al problema del sida».
A continuación señala que «El Papa no reforma o cambia la enseñanza de la Iglesia, sino que la reafirma, poniéndose en la perspectiva del valor y de la dignidad de la sexualidad humana, como expresión de amor y responsabilidad».
Después enfatiza que «el Papa considera una situación excepcional en la que el ejercicio de la sexualidad representa un verdadero riesgo para la vida del otro. En ese caso, el Papa no justifica moralmente el ejercicio desordenado de la sexualidad, pero considera que la utilización del preservativo para disminuir el peligro de contagio es "un primer acto de responsabilidad", "un primer paso en el camino hacia una sexualidad más humana", en lugar de no utilizarlo, poniendo en riesgo la vida de la otra persona. En este sentido, el razonamiento del Papa no puede ser definido como un cambio revolucionario».
Por último, Federico Lombardi hace notar que «Numerosos teólogos moralistas y autorizadas personalidades eclesiásticas han afirmado y afirman posiciones análogas; sin embargo, es verdad que no las habíamos escuchado aún con tanta claridad de los labios de un Papa, si bien de una manera coloquial y no magisterial», para posteriormente rematar diciendo que «Benedicto XVI nos da, por tanto, con valentía, una contribución importante para aclarar y profundizar una cuestión debatida desde hace tiempo. Es una contribución original, pues por una parte mantiene la fidelidad a los principios morales y demuestra lucidez a la hora de rechazar un camino ilusorio, como la "confianza en el preservativo"; por otra parte, manifiesta sin embargo una visión comprensiva y de amplias miras, atenta para descubrir los pequeños pasos --aunque sean sólo iniciales y todavía confusos-- de una humanidad espiritual y culturalmente con frecuencia muy pobre hacia un ejercicio más humano y responsable de la sexualidad».
Los mass media han hecho notar el prestigio y buena salud de que gozan Benedicto XVI y la Iglesia al sucumbir al argumento de autoridad para argüir por qué el condón sí debe ser usado. Tal vez sin darse cuenta han venido a reflejar que la voz de la Iglesia y del Papa cuentan mucho más de lo que se pretende ocultar.
Desde una perspectiva mediática, llama mucho la atención que con titulares y contenidos viciados, o al menos no del todo exactos, se apele a la autoridad moral del Papa para justificar el uso de condones. Pareciera que era lo que se esperaba para sostener ciertos comportamientos y prácticas. Visto que lo que el Papa dijo no era lo que esperaban, posiblemente ahora estén deseosos de defender esa otra postura y dejarse orientar por esa autoridad a la que inicialmente se apeló.
Lo que sucede es que hay una gran confusión causada por los medios, porque informan sin estar informados ni entender nada... La Iglesia no dijo nada nuevo, la Iglesia siempre ha admitido y bendecido las relaciones sexuales sólo y exclusivamente dentro del matrimonio... Fuera de éste, se considera pecado y el uso del preservativo, en estos casos, es accesorio y ni quita ni añade culpa... Lo que sí es de cajón es que el preservativo reduce el riesgo de enfermedad o embarazo, PERO NO ES UN CARTA BLANCA NI UNA GARANTÍA TOTAL, el riesgo sigue existiendo -por reducido que sea- y si, encima, se practica aún más sexo, resulta que al final se está asumiendo un riesgo mayor.
ResponderEliminarLo que hay que hacer es dejarse de tanto sinvergonzonerío y serle fiel a la parienta, leñe. Seamos honestos, y así se acabará el SIDA.
MR (Monárquico y Republicano) - España
A los medios les gusta sacar punta y tergiversar todo lo que dice el Papa. Si a un vegetariano se le pregunta: "si una madre somalí, por poner un ejemplo, que no tuviese otra cosa, alimentase a su hijo con un tozo de carne, ¿Usted lo aceptaría?". Es de suponer que el supuesto vegetariano, si no es un retrasado mental o un criminal diría que "sí", que sería mejor que dejarlo morir de hambre. Pero de ahí no deducimos que la noticia es que los vegetarianos proponen alimentarse con carne. Eso sería, claro está, una burda tergiversación. Siguiendo este tipo de manipulación de las noticias, con semejante finura argumental, podrían haber dicho que el Papa, "¡por primera vez!", propicia el que se vaya de putas.
ResponderEliminarPadre, le felicito por estar siempre "al quite" de la actualidad. En un mundo confuso, necesitamos aclaraciones como esta muchas veces..
ResponderEliminarTambién le felicito por el nuevo diseño, mucho más claro y cómo de leer.
Un saludo,
Juan-Luis
No me queda claro este criterio:
ResponderEliminar“El preservativo es malo si se lo usa dentro del matrimonio, no si se lo usa fuera del mismo”.
¿Cuál es el principio que está debajo de esta afirmación?
Parece ser éste: la sexualidad humana sólo recibe calificación moral, como sexualidad, dentro del matrimonio. No tiene sentido dar preceptos morales para los actos de suyo inmorales, como son los extramatrimoniales.
Pero esto en el fondo es una contradicción, porque al decir que esos actos son inmorales, los estamos poniendo bajo la regulación de la moral.
¿Se dirá que una vez declarado inmoral por cualquier concepto, el acto deja de estar sujeto a ulterior evaluación moral?
¿Según esto no habría diferencia moral alguna entre dos relaciones sexuales extramatrimoniales, una heterosexual y otra homosexual? ¿No existen grados de gravedad entre los pecados? ¿No hay circunstancias que aumentan o disminuyen la gravedad de los pecados?
Supongamos que dentro del matrimonio se decide utilizar el preservativo, con lo cual ya estamos en el terreno de lo inmoral. ¿No existe según esto diferencia ninguna, desde el punto de vista moral, entre las diversas formas en que se lleve a cabo ese acto sexual, puesto que ya es inmoral desde el punto de partida? Por ejemplo, ¿una relación matrimonial anal con preservativo es lo mismo que una relación vaginal con preservativo?
Por otra parte, si el hecho de tratarse de un acto ya de entrada inmoral hace innecesaria toda otra regulación ética ¿porqué insistir en el uso del preservativo en algo que ya es de entrada inmoral y por tanto, según este principio, debería hacer indiferente toda otra inmoralidad que contenga, por ejemplo, la de perjudicar la salud o la vida del prójimo o de sí mismo?
Me gustaría si alguien pudiese aclarar lo anterior, y lo que sigue:
ResponderEliminarLa cuestión de fondo es: ¿la anticoncepción es intrínsecamente mala o no? Y también ¿la anticoncepción es algo objetivo, o algo que depende de la intención del agente?
Porque si es algo objetivo, y es algo intrínsecamente malo, entonces es malo en cualquier circunstancia, más allá de que sea dentro o fuera del matrimonio.
La anticoncepción es algo objetivo. Si se usa un preservativo, objetivamente se está poniendo un impedimento a la trasmisión de la vida en un acto sexual, y eso es anticoncepción, aunque la intención sea otra.
¿No es la anticoncepción algo intrínsecamente malo? ¿Se puede decir que es intrínsecamente mala sólo en el matrimonio? Lo que es intrínsecamente malo es malo en sí mismo, y por tanto, independientemente de cualquier circunstancia.
¿Puede algo ser intrínsecamente malo sólo dentro de cierto contexto? Eso parece una contradicción. Sería como decir que una regla no tiene excepciones fuera de los casos en que está exceptuada.
Zenit presenta así las palabras del Papa:
ResponderEliminar“Puede haber casos justificados singulares, por ejemplo, cuando una prostituta [ndr. el original alemán presenta el término masculino] utiliza un preservativo, y éste puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la conciencia sobre el hecho de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Sin embargo, este no es el verdadero modo para vencer la infección del VIH. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad”
Lucrecia Rego, en “Catholic net”, dice:
“El párrafo publicado por L’Osservatore Romano dice así:
"Puede haber casos justificados singulares, por ejemplo, cuando una prostituta utiliza un preservativo, y éste puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la conciencia sobre el hecho de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Sin embargo, este no es el verdadero modo para vencer la infección del VIH. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad."
En el texto original, en alemán, el Papa habla de "männliche Prostituierte" que significa “prostituto” (no prostituta) y vale puntualizar que el Santo Padre está hablando del preservativo como herramienta contra el SIDA y no del preservativo como herramienta de anticoncepción.
Misteriosamente el término "männliche Prostituierte" conserva el género masculino en la traducción en inglés, en donde se habla de "male prostitute", pero se cambia de manera arbitraria al femenino en las traducciones al español, italiano y francés. Ignoro si el error es de L’Osservatore o de las editoriales que publicarán el libro, pero creo que tendrán que arreglarlo.”
Hasta aquí Lucrecia Rego.
Dos reflexiones:
1) Hay problemas importantes con el Osservatore Romano. Y no es la primera vez.
2) Por otra parte, hay que entender muy bien lo último que, según Lucrecia Riego, y también Lombardi, dice aquí el Papa: "Ella [la Iglesia], por supuesto, no lo considera como una solución real o moral..." No es tampoco moral el uso del preservativo entre homosexuales. Lo que queda, entonces, es la intención de no hacer daño, que en sí es buena, pero que como sabemos, no alcanza para hacer bueno ni moralmente lícito un acto determinado.
Por tanto, tampoco se lo puede considerar una herramienta válida contra el SIDA. No se puede usar herramientas inmorales, porque el fin no justifica los medios.
creo que los tres primeros parrafos sobran en este articulo! al grano por favor!!!!
ResponderEliminarHola Estimado José Mújica, he leído algunos comentarios de sus seguidores y me gustaría redondear, si es posible. Los medios tergiversan toda vez que pueden todo lo que dice el Papa porque creen o pretenden que el Papa sirva al mundo. Lamentablemente, líneas dentro de la misma Iglesia, han optado por seguir al mundo, mundanizándose, como la Teología de la Liberación y otras similares. Respecto del uso del preservativo, no debería ni siquiera dársele importancia a nivel mediático por parte de nosotros los católicos, lo que el mundo dice. Los planteos de Benedicto 16 son los de hoy, mañana y siempre porque son Verdad. Y no entiendo mucho cuando algún comentarista se refiere a "conservadorismo" o similar, porque ¿qué tiene de malo ser conservadores? Si conservamos lo que está bien, arriba los conservadores. Ahora, conservar lo que está mal, como ponerse a "interpretar" lo que el Papa dice, me parece muy mediocre. Basta de interpretar al Papa por favor. Los que no sen católico, son aquellos a los que se les dice comúnmente: "los de afuera son de palo". Si no estás en la Iglesia, no sabés nada, asíque mejor no opines. Y si estás dentro, no opines para dividir, sino par que se cumpla lo que Cristo mandó: estar unidos como hermanos, no enfrentados como enemigos. Tenemos un problema interno, que se llama DESOBEDIENCIA y TODO EL MUNDO PRETENDE SABER MAS QUE EL PAPA. Cuidado.
ResponderEliminarAgradezco a todos vuestros comentarios.
ResponderEliminarJosé Valls, me parece que ya logró dar con la respuesta que usted nos proponía a través del artículo de Lucrecia Rego (a quien saludo desde aquí y agradezco por la ulterior nota que publicó en Catholic).
Por si ayuda, para profundizar en este tema, les dejo el siguiente enlace que recomienda el padre Fernando Pascual, L.C., biotecista del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma: http://es.catholic.net/abogadoscatolicos/435/2085/articulo.php?id=22263
Creo que debe dimitir el director del Observatore Romano por insensato.
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