En el vuelo de Roma rumbo a Santiago de Compostela, el padre Federico Lombardi formuló a nombre de los periodistas, varias preguntas al Santo Padre. Una de ellas fue:
«En estos meses emprende su camino el nuevo dicasterio para la nueva evangelización. Y muchos se preguntan si precisamente España, con el desarrollo de la secularización y de la disminución de la práctica religiosa, es uno de los países en los que usted pensó como objetivo para este nuevo dicasterio o incluso como objetivo principal...»
La respuesta que dio Benedicto XVI fue la siguiente:
«Con este dicasterio he pensando en el mundo entero porque la novedad del pensamiento, la dificultad de pensar en los conceptos de la Escritura, de la teología, es universal, pero se da un punto central, el mundo occidental, con su secularismo, su laicidad, y la continuidad de la fe que debe renovarse para ser la fe de hoy y para responder al desafío de la laicidad. En Occidente, todos los grandes países tienen su propio modo de vivir este problema: hemos tenido, por ejemplo, los viajes a Francia, a la República Checa, al Reino Unido, donde por todas partes está presente de modo específico para una nación, para una historia, el mismo problema. Y esto vale también de manera fuerte para España. España era siempre, por una parte, un país originario de la fe. Pensemos que el renacimiento del catolicismo en la época moderna ocurrió sobre todo gracias a España. Figuras como san Ignacio de Loyola, santa Teresa y san Juan de Ávila, son figuras que han renovado el catolicismo y conformado la fisonomía del catolicismo moderno. Pero también es verdad que en España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como lo vimos precisamente en los años treinta, y esta disputa, más aún, este enfrentamiento entre fe y modernidad, ambos muy vivaces, se realiza hoy nuevamente en España: por eso, para el futuro de la fe y del encuentro --¡no el desencuentro!, sino encuentro-- entre fe y laicidad, tiene un foco central también en la cultura española. En este sentido, he pensado en todos los grandes países de Occidente, pero sobre todo también en España».
Algunos han querido reducir el mensaje del Papa a la parte destacada en negrita (descontextualizándola). Ya Diego Contreras dio una muy buena respuesta en su blog. Por lo demás, para que se note que la afirmación «está fuera de lugar» (desde luego no es así), véanse:
Opinión de Blanco sobre la Iglesia (La Gaceta)
Manifestantes contra el Papa, pocos y muy caros (ForumLibertas)
El PSOE dice que el Papa yerra «gravemente» en su crítica al «laicismo» (Religionenlibertad)
El cardenal Rouco da la razón al Papa Benedicto XVI en sus palabras sobre el laicismo (InfoCatolica.com)
Los monjes benedictinos del Valle de los Caídos se ven obligados a celebrar Misa fuera del recinto (InfoCatolica.com)
Cada uno saque sus conclusiones. Y eso que sólo hice una selección de los últimos dos días.
N.B.: Acabo de leer esta otra noticia (Video que ridiculiza a Jesucristo, a la Iglesia y al Papa). Es obvio: no hay anticristianismo ni papafobia…
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