domingo, 7 de agosto de 2011

Cinco videos desmontan algunos mitos sobre la homosexualidad

Con esta nueva entrada sobre el tema del homosexualismo quiero retomar un post de agosto de 2010 donde ofrecía algunos videos que ayudaban a reflexionar sobre el verdadero matrimonio (véase «Videos para reflexionar sobre el gaymonio y el verdadero matrimonio»). Este tema vuelve a tomar actualidad debido a que las uniones entre personas del mismo sexo han sido reconocidas en julio de 2011 en Nueva York.

Con este nuevo material ofrezco medios para profundizar y también recursos a quienes en el debate público o privado diario los necesitan o les pueden enriquecer. Manifiesto mi respeto a las personas homosexuales (muchas de ellas leen este blog, me consta tanto por los comentarios que no dejo pasar como por los intentos que han hecho de cerrármelo -así como la página en Facebook- porque dicen que promuevo la homofobia) y quisiera decirles que valen tanto como cualquier otro ser humano y que por eso merece mi respeto y el de todos: pero en virtud de que somos personas, no en virtud de una orientación sexual «contra natura».

Este primer video ofrece un análisis de la teoría de que es lo mismo para un niño ser criado por una familia heterosexual que por una pareja homosexual. Vamos al análisis:


Esta serie de videos profundizan en lo que tiene a poner como interrogante: «¿Existe el cerebro gay?», acerca de si una persona nace o no homosexual:


Este otro video desmonta el mito de la homosexualidad en los gemelos:


Este video echa a la borda el mito del «gen gay»:


Por último, este video trata el punto específico de la homosexualidad en el estudio genético molecular:


Ojalá ayuden. Seguro que sí. Agradezco a la plataforma Muévete Chile que los está promoviendo.

LinkNewsAgency en Twitter: http://twitter.com/mujicaje.
En http://twitter.com/H_Mujica_LC hablo de fe y social media, periodismo y tecnologías de la información y de la comunicación aplicadas a la religión.
  1. Sobre el primer video.

    Soy pediatra y conocía los estudios, igual que el capítulo sobre el tema de la última edición del libro de pediatría general de la Academia Americana de Pediatría. Este capítulo concluye, de forma similar, en que si bien no hay evidencia epidemiológica para afirmar un daño en niños que crecen en este ambiente, tampoco hay evidencia para negarlo.

    Sin embargo este capítulo dice algo más en lo que me quedé pensando. Está probado que estos niños crecen más señalados y observados por la sociedad y la comunidad medica, y que esto, naturalmente, les genera un perjuicio.

    Me quedé pensando en esto último. ¿Qué nos toca a nosotros como sociedad? ¿Cómo podíamos evitar ese perjuicio? En este último caso ya no pone en duda que si hay un perjuicio, el perjuicio existe y está causado, ya no por la condición de sus padres o madres, sino por la sociedad.

    Es una realidad, de la que soy testigo por mi actividad profesional, que muchas mujeres deciden ser madres estando solteras o en parejas con personas de su mismo sexo. Hoy están naciendo muchísimos niños en el seno de estas (si se quiere autodenominadas) nuevas familias.

    Me pregunto cómo se integran estos niños en nuestra sociedad, más aún cómo se integran en nuestra comunidad cristiana. Como acogerlos si se está señalando y juzgando a aquellos por quienes han sido criados. “ A mi familia” ellos dirán, y con gran derecho, es lo que Dios les dio. ¿Cómo se les va a enseñar a honrar a sus padres en el contexto de todas estas discusiones? No lo sé.

    Independientemente de toda discusión que entablemos sobre la homosexualidad y las leyes que regulan los derechos de estas personas. Que pasa con estos niños y sus derechos. ¿Podemos de alguna manera igualar o semejar estos derechos a los derechos de los demás niños que nacen de padres heterosexuales? Me pregunto si las uniones civiles o nuevos matrimonios de parejas homosexuales generan o no un avance en este sentido. ¿Se debe legislar para generar una sociedad ideal o para arbitrar sobre la sociedad real que tenemos? No lo sé.

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  2. Con respecto a los 3 últimos videos.

    Me pregunto en que nos ayuda conocer el origen exclusivamente genético de un rasgo o una condición. Para explicarme en esto me gustaría definir 2 términos:
    Genotipo: Conjunto de los genes de un individuo
    Fenotipo: Manifestación visible del genotipo en un determinado ambiente. Esta manifestación es variable en función de la influencia que ejerza el ambiente sobre el genotipo.

    Si no podemos probar una causa genética en la homosexualidad podemos optar en concluir 2 de las siguientes posibilidades:
    1. Tiene una causa genética que aún no se ha descubierto.
    2. No tiene una causa genética, entonces su incidencia está en relación con la exposición ambiental durante el desarrollo del individuo.

    ¿Cuál es el valor de este dato? No lo sé. Yo no lo encuentro.

    Me llama la atención que sigamos discutiendo sobre esto. Tanto desde aquellos que defienden la normalidad de la condición de homosexual, como de los otros que sostienen que es una orientación sexual «contra natura».

    Si descubriésemos que si tiene una causa genética ¿Podemos decir que es normal? Cuantos de nosotros hemos nacidos con genes que nos provocan condiciones más o menos favorables, por ejemplo, miopía o insuficiencia venosa en las mujeres (várices). De alguna manera todos tenemos alguna anomalía. Podríamos entonces decir que es una condición. En esto es importante ponernos de acuerdo: todos nacemos con alguna condición diferente.

    Con todo lo expuesto anteriormente podríamos pensar que si la causa es genética se trataría de una condición con la que nacemos que nos hace diferentes. De la misma manera en que todas las personas que tienen algo diferente.

    Que pasa si la homosexualidad no tiene causa genética sino que es producto de la interacción del niño en desarrollo con un medio que lo predispone a ello. Como ejemplo de exposición ambiental se podría plantear algún déficit nutricional, por ejemplo, menor aporte de zinc en niños con dietas pobres en productos cárnicos. Seguramente la talla que alcanzarán de mayores será menor a la esperada por su carga genética dada la influencia de este oligoelemento sobre el crecimiento. De nuevo, todos nacemos en ambientes diferentes con ventajas y desventajas que nos hacen ser distintos, aún entre personas con el mismo material genético. En ese caso la influencia ambiental desencadenará nuevamente “una condición”. ¿Dónde está la diferencia, entonces?
    ¿Porqué pensar que si la causa es ambiental tenemos más pruebas para pensar que se trata de una condición “anormal”?

    Sin ir más lejos gran parte de nuestra psiquis está determinada por la forma en que fuimos criados, la exposición o no a determinados estímulos. Esto nos hizo lo que somos. ¿Tenemos alguna responsabilidad por el ambiente en donde crecimos? ¿Tenemos, entonces, alguna responsabilidad por el resultado de esta exposición? Se trata de nuevo de una condición.

    No lo logro entender la importancia de ver el origen de esta condición. Yo creo que seguir la discusión en este sentido no nos va a conducir a ningún lado.

    Un profesor en la universidad me dijo una vez: “Hay preguntas que le podemos hacer a la ciencia y otras que no. Para esas otras está la filosofía o, en tu caso, los curas, vos que sos una chupa cirios (sic)”

    Simplemente estoy compartiendo mis dudas en fraternidad, no tengo ninguna respuesta. Lo siento.

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  3. Cecilia, gracias por los dos comentarios y también por los mensajes de correo electrónico, le pido un poco de paciencia y responderé. Desgraciadamente la carga de trabajo apostólico supera mi capacidad de atender prontamente mails, post, consultas, etc. Pero responderé y/o quizá alguno de nuestros lectores pueda ayudarnos, adelantándoseme.

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