La web de ace prensa publicaba el pasado 8 de junio de 2012 un interesante artículo de análisis a raíz un texto publicado en el portal del Catholic World Report sobre el doble rasero de algunos periódicos en torno al tratamiento periodístico de casos de abusos en la Iglesia católica y en la sociedad civil (cf. Continuing Double Standards, 06.06.2012). Es un artículo breve pero con las suficientes pistas para percibir esa forma diferenciada de tratar y reportar informaciones en torno a hechos igualmente de deplorables, sucedan en el ámbito que sucedan. Pongo en negritas lo que a mí me llamó más la atención. La imagen de más abajo es la "oración para sanar víctimas de abusos" que promueven los obispos católicos de los Estados Unidos.
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Ante las recientes quejas de abusos de menores contra profesores de escuelas públicas en la ciudad de Nueva York, David Pierre se pregunta por qué los grandes diarios estadounidenses no han llamado la atención sobre este escándalo y, en cambio, siguen acosando a la Iglesia católica. ¿Qué es lo que preocupa realmente a estos diarios? ¿Proteger a víctimas inocentes o molestar a la Iglesia?
El pasado mes de abril, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos publicó su informe anual con los datos –recopilados por una auditora externa– sobre los casos de abusos sexuales correspondientes al año 2011. El informe concluía que ese año había habido en todo el país siete acusaciones fundadas de abusos de menores contra clérigos católicos.
“Cualquier número superior a cero es dramático”, escribe David Pierre en el Catholic World Report. “Pero el informe también revela que ninguna otra organización del país está haciendo más esfuerzos que la Iglesia católica para crear un ambiente seguro para los menores. Hay inspecciones anuales; consejos diocesanos que supervisan; cursos de formación para prevenir abusos; cada año, se invierten millones de dólares en terapia e indemnizaciones a las víctimas...”.
“Pero nunca oiremos hablar de todo esto a los creadores de opinión”, lamenta Pierre. En cambio, leemos un reciente editorial del Washington Post donde se afirma que la Iglesia católica todavía “protege a los abusadores” y que “sigue más pendiente de salvar su imagen que de proteger a las víctimas”.
Y ahora, ¿por qué callan? Es curioso, añade Pierre, que los mismos periodistas que pretenden extender el bulo de que los abusos a menores es un problema enorme en la Iglesia católica de EE.UU., guardan un silencio sepulcral cuando surge un escándalo de dimensiones mayores en otros ámbitos.
Hace poco salió a la luz que en la ciudad de Nueva York se habían dado 248 quejas de abusos a menores por parte del personal empleado en escuelas públicas... tan solo en los tres primeros meses de 2012. Lo que equivale a una media de 2,75 quejas por día, contando sábados y domingos. El escándalo, dice Pierre, es lo suficientemente aparatoso como para haber merecido una investigación del New York Times, pero solo fue mencionado en uno de sus blogs.
También cabe preguntarse qué habría pasado si hubieran sido dos clérigos los que hubieran protagonizado el caso de los dos administradores del Distrito Escolar de Los Angeles que se reconocieron culpables en 2008 por no denunciar la violación de una chica de 13 años, y que hoy siguen trabajando e incluso han sido ascendidos. O el de la administradora de un colegio público de Boston que, el pasado diciembre, tampoco informó de un caso de abuso sexual a un menor. Tras dos semanas de suspensión, la administradora volvió a trabajar.
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