Sofía Vergara es una actriz latina bastante conocida en la tv estadounidense gracias a su rol estelar en la famosa serie Modern Family. Pero no son sus dotes como actriz lo que la ha convertido en la protagonista de artículos de prensa y comentarios en radio y televisión en mayo de 2015.
De 2009 a 2013 Vergara tuvo una relación con el empresario Nick Loeb. Acordaron tener bebés "en un laboratorio" y después rentar un vientre de alquiler. Al final las cosas no se completaron, la pareja rompió y sus hijos se quedaron en el refrigerador de una clínica. Pero ahora Loeb quiere ser papá, disponer de sus bebés, pero Vergara no da permiso para ello (se precisa del consentimiento de ambos para tomar decisiones en torno a sus hijos congelados).
Más allá de las repercusiones mediáticas, de los dimes y diretes que Nick y Sofía se están regalando, hay una parte interesante que Loeb adujo en una entrevista para Good Morning America: "No es cuestión de si son niños o si son sus niños. Se han creado vidas… no las voy a descartar". Y añade: "Le he ofrecido liberarla de toda responsabilidad financiera (...) Solo quiero que estos niños tengan la mejor vida posible".
Las razones de fondo en torno al porqué de buenas a primeras el señor Loeb quiere ser papá son muy suyas y no entramos en si se está aprovechando o no de la fama que tiene su ex novia (que es lo que ella dice: que lo único que quiere es visibilidad). Si es verdad lo que dice Nick, al menos estamos asistiendo a un debate moral en torno al caso de seres humanos que, como a otros miles de bebés, aguardan en la nevera de laboratorios y clínicas. Y resulta positivo que esto repercuta en la mente de quienes de otro modo jamás imaginarían ya no sólo los problemas jurídicos en los que este tipo de cosas puede terminar, sino lo que en definitiva está en juego: la vida de seres humanos.
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