lunes, 8 de junio de 2015

La profunda y breve reflexión del Papa en torno al trío «televisión, internet y pornografía»


Durante el viaje del Papa Francisco a Bosnia-Herzegovina el Santo Padre quiso dedicar un espacio de tiempo para encontrarse exclusivamente con los jóvenes la tarde del sábado 6 de junio. Durante el encuentro el Papa respondió -sin papeles en mano- a algunas preguntas formuladas por los chicos. Uno de ellos, el primero, habiendo escuchado que Papa Francisco no veía la televisión (lo reveló el Papa al periódico «La Voz del Pueblo» en una entrevista de finales de mayo de 2015), le preguntó por qué tomó esa decisión y le pidió un consejo sobre cómo aprovechar mejor los medios de comunicación. El Papa le contestó:
«Sí, desde mediados de los años 90, sentí una noche que eso no me hacía bien [ver la televisión, n.d.r.), me alienaba, me llevaba... y decidí no mirarla.

Cuando quería ver una buena película, iba al centro de televisión del arzobispado y la veía allí. Pero sólo la película... La televisión en cambio me alienaba y me sacaba fuera de mí: no me ayudaba. Por supuesto, yo soy de la edad de piedra, ¡soy antiguo! Y nosotros ahora –entiendo que los tiempos han cambiado– vivimos en la época de la imagen. Y esto es muy importante. Y en la época de la imagen hay que hacer lo que se hacía en la época de los libros: elegir lo que me hace bien. De esto se derivan dos cosas.

Primero: la responsabilidad que tienen los centros de televisión en hacer programas que ayuden, que sean buenos para los valores, que construyan la sociedad, que nos lleven hacia delante, que no nos tiren abajo. Y luego hacer programas que ayuden a que los valores, los verdaderos valores, sean cada vez más fuertes y nos preparen para la vida. Esta es la responsabilidad de los centros de televisión.

Segundo: saber elegir los programas, y esta es una responsabilidad nuestra. Si veo que un programa no es bueno para mí, me echa por tierra los valores, me hace ser vulgar, incluso con cosas sucias, tengo que cambiar de canal. Como se hacía en mi época de la piedra: cuando un libro era bueno, lo leías; cuando un libro te hacía daño, lo tirabas. Y luego hay un tercer punto: el punto de la fantasía mala, la fantasía que mata el alma. Si tú, que eres joven, vives conectado al ordenador y te conviertes en un esclavo del ordenador, pierdes la libertad. Y si tú buscas en el ordenador programas sucios, pierdes la dignidad.

Ver la televisión, usar el ordenador, pero para cosas buenas, cosas grandes, cosas que nos hagan crecer. ¡Esto es bueno! Gracias».

La respuesta del Papa al joven bosnio fue retomada durante la breve «rueda de prensa» que el Santo Padre concedió a los periodistas en el vuelo de regreso a Roma. Concretamente Katy López pregunto en español: «Santo Padre, en su último encuentro con los jóvenes habló detalladamente de la necesidad de poner mucha atención a lo que leen, a lo que ven: no ha dicho exactamente la palabra “pornografía”, pero ha dicho “fantasías malas”. ¿Puede profundizar un poco en el concepto de la pérdida del tiempo…?»

Y a eso contestó Papa Bergoglio:
«Hay dos cosas diferentes: las modalidades y los contenidos. Sobre la modalidad, hay una que hace mal al alma y es estar muy pegado de la computadora. ¡Muy pegado a la computadora! Esto hace mal al alma y corta la libertad: te hace esclavo de la computadora.

Es curioso: en muchos padres y madres de familia me dicen: “Estamos en la comida con los hijos y ellos con su teléfono están en otro mundo”. Es verdad que el lenguaje virtual es una realidad que no podemos negar: debemos llevarlo sobre el buen camino, porque es un progreso de la humanidad. Pero cuando esto nos lleva fuer de la vida común, de la vida familiar, de la vida social, pero también fuera del deporte, del arte, y permanecemos apegados a la computadora, esta es una enfermedad psicológica. ¡Sin duda!

Segundo: los contenidos. Sí, hay cosas sucias, que van de la pornografía a la semi-pornografía, a los programas huecos, sin valores: por ejemplo programas relativistas, hedonistas, consumistas, que fomentan estas cosas. Nosotros sabemos que el consumismo es el cáncer de la sociedad, el relativismo es un cáncer de la sociedad; e esto yo hablaré en la próxima encíclica, que saldrá dentro de un mes. […] He dicho la palabra “suciedad” para indicar una cosa general, pero todos sabemos esto. Hay papás muy preocupados que no permiten que haya computadoras en los cuartos de los niños; las computadoras deben estar en un lugar común de la casa. Estas son pequeñas ayudas que los papás encuentran para evitar precisamente esto» (la traducción es mía; el original en italiano puede leerse en este enlace).

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