Desde mediados de agosto de 2018 la plataforma de programación bajo demanda NETFLIX tiene entre su catálogo de oferta el documental originalmente llamado “The devil and Father Amorth” (“el Diablo y el Padre Amorth”).
El documental tiene unas cuantas particularidades que van más allá de abordar un campo ya muy explotado por el cine de suspenso y terror como lo es del mundo de los exorcismos. Una de esas particularidades es que tiene como cronista al director de cine William Friedkin, ganador del Óscar al mejor director en 1971 por The French Connection, y también director de la primera película de suspenso nominada al Óscar como mejor película: El Exorcista (1973).
El documental fue presentado originalmente en agosto de 2017, fuera de concurso, en la Biennale de Venecia y más tarde proyectado en algunas salas de cine de Los Ángeles y Nueva York en abril de 2018.
Otra de las particularidades es que si bien el documental gira en torno al tema del exorcismo, el “protagonista” no es tanto el Diablo como el sacerdote. Friedkin logra contactar a uno de los exorcistas católicos más célebres: el sacerdote italiano Gabriel Amorth. No es un sacerdote al estilo de la película “El Rito” ni “El exorcismo de Emily Rose” (dos de las contadas cintas que abordan también este campo con suficiente mesura, si bien no prescindiendo del folclor que acompaña a cintas de ese tipo).
Entrevista en EWTN con Raymond Arroyo sobre el documental.
El documental añade algunos datos de interés para cinéfilos y no sólo pues William Friedkin comparte al inicio del documental algunos datos relacionados con la historia original que inspiró la película El Exorcista y también sobre aspectos de ambientación de esa misma película. Posteriormente hay cuatro momentos: 1) una entrevista con una mujer que había estado poseída, 2) la introducción al reportaje del padre Gabriel Amorth, 3) el exorcismo de Cristina, una mujer poseída (trama que también acompaña el desenlace del documental) y 4) valoraciones del neurólogos, psiquiatras y un obispo sobre el tema centra del documental como lo es un exorcismo.
No se trata de un documental “de miedo”, “terror” o “suspenso”, por más que el tema pudiera prestarse a orientar los 69 minutos de duración del video. Efectivamente gira en torno a un exorcismo real y el exorcismo es presentado tal cual fue grabado, con las condiciones que el exorcista pone para que se pueda grabar. Y precisamente en eso hay un aspecto que le dota de un valor original: no explota el morbo sino que refleja una realidad vivida por una persona concreta con nombre, apellido, familia e historia.
Resultan interesantes los comentarios y valoraciones que más tarde hacen expertos del mundo de la medicina sobre el caso de Cristina. Sorprende que médicos reconozcan el límite de sus campos y que incluso los psiquiatras expliquen que en el argot de su materia haya un diagnóstico llamado precisamente posesión.
Es verdad que si bien un exorcismo “al natural” puede desmitificar un poco el campo de la posesión demoniaca (con su parafernalia cinematográfica en torno a los exorcismos de tantas y tantas películas que circulan al año), precisamente por eso se evidencia que una posesión es más frecuente de lo que parece. Es también significativo el testimonio de las dos personas que explican en palabras llamas y sencillas cómo perciben en sus vidas cotidianas la posesión. O en otras palabras, cómo la han vivido.
Desde luego que también hay algunos detalles mejorables: uno de ellos es la traducción del italiano en partes relevantes, por ejemplo cuando el padre Amorth interpela al demonio a que le diga cuántos demonios hay dentro de Cristina y éste le responde que ochenta (si alguien no sabe italiano ese detalle para nada irrelevante pasará desapercibido). Luego también hay que corregir el título del obispo que sale en el documental pues no es arzobispo y mucho menos de Los Ángeles, California (es obispo auxiliar de Los Ángeles).
Finalmente, el reportaje, a mi juicio, explota un poco el suspenso (a fin de cuentas Friedkin es director y, aunque no ganó por segunda vez el Óscar, fue nominado también para ese premio como mejor director por la película El Exorcista y de hecho se llevó el Globo de Oro en 1974). Lo explota con esa parte final en la que ya sin imágenes testimoniales el cronista da cuenta de su encuentro con Cristine en una iglesia del sur de Italia.
Estamos ante un buen documental que, visto con seriedad, aporta una dimensión enriquecedora y humana del mundo de la posesión demoniaca.
A continuación el tráiler del documental:
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