En 1950 el 98% de la población en México se declaraba católica. Un par de décadas atrás había concluido una tremenda persecución religiosa contra los católicos en México, la así llamada Guerra Cristera, orquestada por el gobierno de entonces. Era la mitad del siglo XX y el país contaba con unos 25,7 millones de habitantes.
70 años más tarde México ha
crecido en población. Y también en número de católicos. Lo refleja el Censo de Población y Vivienda realizado por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística
(INEGI) durante 2020 y cuyos resultados han sido dados a conocer en enero de
2021.
Para 2020 México cuenta con una
población de 126 millones de habitantes: 61,4 millones son varones y 61,6 son
mujeres. Los católicos son casi 98 millones, lo que supone el 77,7% del total.
En el último censo, el de 2010, los católicos suponían 93 millones, lo que
significaba el 82,7% de la población de entonces. En México los censos son cada
10 años.
Si se contrasta el más reciente
reporte con el previo es evidente que, aunque en número totales de 2010 a 2020
los católicos han crecido en 5 millones, en cuanto a proporción de la población
resulta que han disminuido: de 82,7% del total en 2010 a 77,7% en 2020: o sea,
un decrecimiento porcentual del -5% de la población.
El censo de 2020 muestra que, por
sexo, las mujeres mexicanas que se declaran católicas ligeramente más que los
varones: 78,4% de mujeres contra el 76% de hombres. Los resultados también evidencian
que, por grupos de edad, los jóvenes son los que menos se declaran católicos
(la población joven de México es de 40,6 millones de personas según los datos
del nuevo censo). Es en esta categoría de personas donde se subraya más la no
afiliación a una religión, aunque se declaren “creyentes”.
El crecimiento poblacional
también ha traído un boom para grupos evangélicos y protestante: si en 2010
representaban el 7,5% de la población (8,4 millones), en 2020 suponen el 11,2%
de los habitantes (14 millones): un crecimiento de poco más de +4 puntos
porcentuales.
Otro rubro cuyo crecimiento llama
la atención es el de quien declaró no tener religión: si en 2010 lo declaraba
un 4,7% de la población, en 2020 casi se duplica ascendiendo al 8,1% de todos
los mexicanos (10,2 millones de personas).
La encuesta del censo de 2020 en
el área de religión ofrecía una novedad: la categoría de “creyente, pero sin
adscripción religiosa”. La novedad no sólo fue la opción sino el resultado: 3
millones de mexicanos conforman esta nueva categoría.
¿Por qué disminuye el
catolicismo?
El semanario Desde la fe, de la arquidiócesis
de México, publicaba una editorial sobre los resultados del censo en materia de
religión en la edición del domingo 31 de enero de 2021.
Tratando de interpretar los datos
y de visualizar acciones, el semanario constata que la baja proporcional del
catolicismo se debe a dos razones: por una parte:
“(…) la sociedad mexicana avanza rápidamente en el terreno del
secularismo, tal como sucede en muchos países del mundo, sobre todo en los
países más desarrollados, donde junto al bienestar económico y el progreso de
la ciencia y tecnología, crece la indiferencia religiosa o el abierto rechazo a
toda idea de trascendencia y religiosidad. Este fenómeno es muy notable en los
países europeos, así como en Canadá y Australia. Es uno de los datos de
mayor crecimiento en México de 2010 a 2020”.
Por otra parte:
“(…) está el otro rostro del cristianismo, el que nace de la Reforma
Luterana y se desarrolla en los grupos evangélicos y pentecostales de
Norteamérica a partir del siglo XIX. Prácticamente desconocidos en México en
1950, cuando la población católica representaba el 98%, han tenido un gran
crecimiento en los últimos treinta años”.
Sobre esto último, se destaca y
reconoce 1) el proselitismo perseverante de esos grupos: salen, buscan,
insisten llevando la Biblia en la mano; y 2) la participación en la vida de la
comunidad que lleva a vivir con mayor intensidad la religiosidad.
Un factor que también podemos
mencionar en este campo, y que no refiere la editorial del semanario Desde la
fe, es que los ministros protestantes y evangélicos triplican a los sacerdotes
católicos: según datos de 2010 los sacerdotes católicos registrados
oficialmente ante el gobierno como “ministros de culto” de una “AR” (asociación
religiosa) eran 21 mil. Los “ministros de cultos” de las denominaciones
protestantes eran 46 mil. En 2019 el INEGI actualizaba sus datos: los ministros
católicos subían a 22,700 (+7%, distribuidos de la siguiente manera: 13 mil
sacerdotes diocesanos, 4 mil sacerdotes de órdenes religiosas y 900 diáconos
permanentes) mientras que los ministros protestantes llegaban a 65,000 (+40%).
Es comprensible que a mayor
número de ministros la atención de las personas sea mejor. De hecho, este es un
rasgo muy propio de los grupos protestantes y evangélicos: pequeñas comunidades
que facilitan que las personas que llegan tengan una experiencia de acogida
personal.
¿Qué ha pasado en la Iglesia?
Desde la fe individua dos
situaciones que han afectado a la Iglesia especialmente en la última década en
México.
La primera situación es que:
“Prevalece una práctica religiosa sincera pero insuficiente, apoyada
más en las tradiciones que en la experiencia personal de fe. Muchas expresiones
religiosas auténticas, pero con evidentes carencias con relación a una
convicción que vaya más allá de la mera costumbre y que tenga elementos
formativos profundos. La visión de la Iglesia católica en sus documentos y en
sus planes pastorales es muy consciente de todo ello y trata de llegar a
propuestas y soluciones concretas, pero no ha habido resultados tangibles. La formación
de los agentes pastorales, sean sacerdotes, religiosos, religiosas o laicos
siempre va en este sentido, pero falta algo más. Ya iba en esa línea la preocupación
de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, es la propuesta fundamental del Papa
Francisco: la Iglesia en salida, es decir de puertas abiertas y en búsqueda de
los hermanos hacia una renovada experiencia de Cristo y el Evangelio”.
La segunda situación es el
testimonio:
Como Iglesia católica, y especialmente como ministros consagrados,
hemos fallado en nuestro servicio a los demás y al Evangelio. (…) ha
habido algunos personajes que han causado escándalo por sus malas acciones y la
contradicción de sus vidas. El bien generalmente no es noticia, el mal, siempre
es magnificado. La Iglesia ha tenido un desgaste moral ante la sociedad, por el
mal ejemplo de algunos. Es tiempo de conversión hacia el interior, es
tiempo de renovación en nuestra experiencia de fe, es tiempo de volver a lo
fundamental y ser un referente de compromiso (…).
Para el antropólogo de la
Universidad Regiomontana, Juan Antonio Doncel, "Hay mucha gente que sigue
creyendo en el misterio, lo sagrado, pero no cree en la mediación, es decir, en
las instituciones (religiosas), porque es cierto que ha habido un descontento
hacia ellas".
La relevancia de todos estos datos
estriba en que no se trata de una encuesta con una muestra representativa de
personas sino de un espejo de la totalidad de un país. Después de Brasil,
México es el segundo país con más católicos en el mundo, seguido de Filipinas y
Estados Unidos.
Los judíos en México son 58,876 personas y los musulmanes 7,982 personas (con 26 ministros de culto).
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